Me encontraba un domingo por la mañana (como todos los domingos por la mañana en París) en una Asamblea de la CNT. Había levantado el brazo pidiendo la palabra. Al cabo de un buen rato el Presidente de Mesa dijo: “Edo, tienes la palabra.” Nada más terminar de hablar, un desconocido me tocaba en el hombro y me preguntaba: “Tú eres Edo?” – “Sí”, le contesté, “pero no te conozco.” “Ya lo sé, vengo de muy lejos, he desembarcado en Marsella y vengo de parte de René Bianco, quiero hablar contigo reservadamente.”
En definitiva, René le había informado que yo era, en Paris, el “buzón militante” para poder contactar con Octavio Alberola (miembro de “Defensa Interior”, órgano conspirativo contra la Dictadura, recientemente constituido. Ese desconocido era Líber Forti; a partir de ese día entablé con él una relación fascinante, que hemos mantenido hasta ahora.
Por supuesto, le puse en contacto con Alberola, pero me interesó volverle a ver y en aquellos días supe que era argentino, pero que llevaba en Bolivia residiendo ya unos veinte años y que desde hacía tiempo había sido nombrado Secretario de Cultura del Comité Nacional de la COB (Central Obrera Boliviana). Me decía: “No quiero ser nombrado más, pero no me hacen caso, en cada Congreso vuelven a designarme.”
Resulta que cuando yo creía que el Sindicalismo revolucionario había dejado de existir, con una CNT condenada a un interminable Exilio, Líber me descubría un Núcleo sindical, en un país aislado como Bolivia, que estaba dando, si no idénticas, sí semejantes condiciones revolucionarias que en la historia de España había creado la CNT.